Es Karisma, con K

2017-07-19 Leer en voz alta

Por Carolina Botero

Si ustedes han visto crecer algo, entenderán esta entrada de blog. Lo que sigue, es la historia de cómo ha crecido y cambiado Fundación Karisma, un cuento que he contado muchas veces, pero que solo hasta hoy registro en un escrito.

Lo primero que deben saber es que esta semana estrenamos oficialmente una nueva imagen. Ese cambio es el resultado de ver a Karisma a lo lejos, de verla crecer y consolidarse, y esperar que los demás nos vean también de esa manera. Además, lo confieso, muchos en el equipo querían cambiar la imagen de Karisma, así que hubo que escuchar y embarcarse en el cambio. Supongo que eso también hace parte de crecer; tomar decisiones con base en más voces.

Logo de Karisma desde 2005, esta versión la hizo Andrea Botero, que hoy pueden seguir en Twitter en @andreuchisbo

Al principio, lo reconozco, fue difícil pensar en en cambiar la imagen. Más que una K muy cuadrada y noventera, el logo anterior significaba para mí mirar a las raíces de esta organización. Hoy, soy yo quien dirige Karisma, pero esta fundación la creó mi familia con un propósito diferente al que cumple hoy.

Verán, en el 2000 varios de los miembros de mi familia venían trabajando y transmitiendo conocimientos en temas de apropiación de tecnología en el sector educativo desde hacía ya mucho tiempo, especialmente desde el proyecto Kimera —software educativo y multimedia—. Aunque no lo decían con esas palabras ellos querían profundizar su trabajo en procesos de innovación social para el acceso al conocimiento usando tecnología digital.

Habiendo tenido experiencias en su edad más productiva como docentes, como emprendedores en software educativo y en tareas de publicaciones, quisieron unir esfuerzos y a través de una fundación, crearon una plataforma para hablar de la apropiación de tecnología en educación e incursionaron en otros temas como servidores, redes e internet.

Los hijos y sobrinos trabajamos en esa versión de Karisma por los lados, en lo que se necesitara. Por ejemplo, mientras yo apoyaba temas legales, mi hermana, Andrea, fue la encargada del diseño del logo. La historia de emprendimiento de mi padre estaba asociada con nombres que empiezan con K y esta no sería la excepción. En el logo Andrea, sin ser diseñadora gráfica se le midió al reto y pensó en resaltar la K —porque era lo que hacía particular al nombre y a esa historia—. Ella pensó en una imagen que fuera fácil de reutilizar y que generara recordación. Luego de correcciones y comentarios, la familia aprobó nombre y logo y esa imagen acompañó a Karisma desde sus primeros años hasta hoy. Como se imaginan, en esa época mi trabajo y el de Karisma no se mezclaban mucho, yo terminé involucrada con Karisma hasta el pellejo varios años después.

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Luego de llegar de estudiar una maestría en España y de meterme en el mundo de lo abierto, regresé a Colombia pensando en acceso al conocimiento y en las barreras que impone el actual sistema de propiedad intelectual, especialmente en relación con Internet. Las posibilidades de innovar con tecnología en el sector educativo estaban particularmente afectadas por estos problemas, así que pronto mi trabajo se acercaba más y más al de Karisma.

En 2011 la voz de alarma que lanzaron colectivos de software libre sobre el proyecto de ley para exoneración de responsabilidad de intermediarios de Internet, que era fruto de las obligaciones del TLC con EEUU mejor conocido como Ley Lleras, supuso que crearamos una alianza de varios sectores en torno a un colectivo llamado RedPaTodos. Desde Karisma teníamos muchas conexiones y sinergias con otros grupos por el trabajo que hacíamos y RedPaTodos consiguió dar la pelea y pudo frenar la Ley Lleras demostrando no solo sus problemas, también que no había un acuerdo social sobre la forma como el derecho de autor debía actualizarse a la realidad tecnológica y que las conclusiones de unos pocos no debían imponerse.

En ese proceso de discusión legislativa encontramos que existía un vacío en el país. No había nadie haciendo análisis crítico de las políticas públicas en aquellos temas donde convergen el derecho y la tecnología, que la visión de derechos humanos estaba ausente. Por eso identificamos que Karisma podía llenar ese vacío y se inició un proceso de cambios y crecimiento.

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Poco a poco se fueron sumando integrantes y modificando su foco. Hoy somos 10 empleados directos y otra decena de colaboradores cercanos que desarrollamos campañas de todo tipo e investigaciones en varios campos. La familia sigue de cerca el trabajo y participa, pero en su mayoría más como apoyo que directamente involucrados. Todavía varios son parte de la junta directiva, el presidente de la Junta sigue siendo mi padre, y todos son nuestros fan número uno, pero lo cierto es que hoy la organización es otra. Los ejes de trabajo iniciales de Karisma: la innovación social y el acceso al conocimiento, hoy comparten la plataforma con otras dos líneas temáticas: la de privacidad y seguridad y la de gobernanza de Internet.

Adicionalmente desde hace unos años Karisma tiene dos líneas de trabajo transversales: la de libertad de expresión y la de género. El trabajo de Karisma es hacer investigación y desarrollar comunicaciones para incidir en las políticas públicas de Colombia y de la región que tengan que ver con derecho y tecnología desde una visión de derechos humanos.

Ya que se acercan los quince años de esta fundación, me alegra profundamente contarles de su trayectoria, que hoy se consolida en una nueva imagen.

via GIPHY
El cambio de imagen ha sido un proceso de trabajo con Cuántika Studio.

Vienen otros cambios, estamos trabajando en una nueva página web y fortaleciendo nuestro trabajo con comunicaciones. Espero que nos acompañen también en lo que sigue. Porque Karisma trabaja para que la visión de las personas que usamos tecnología en el país sea tenida en cuenta, para que las políticas no se hagan solo desde la óptica del sector público y el privado, que la academia, la sociedad civil y la comunidad técnica tengan voz, pero, sobre todo para que el ejercicio de nuestros derechos humanos sea parte de la ecuación. Por eso necesitamos que nos apoyen, por eso es importante que muchos de ustedes estén cerca y participen del cambio. ¡Los esperamos!

Carolina Botero
@carobotero

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